Presentación.

¡Hola! Un gusto, somos Nana y Haru, somos primas, y hace unos meses decidimos crear nuestra propia historia sobre vampiros, inspirada en Shrek, por la frase: "Dedía serás una, y denoche otra" jajaja no, es broma, pero podía ser xD Bueno esperamos que les guste, o que se les haga interesante... El que entre ¡LEA! SI NO SERÁ MALDECIDO (?) jaja. ¡Saludos para todos!

Capítulo dos: Preparando una cita con la comida.

- ¡Ya te dije que no, Lussie!  - gritaba una chica de diecisiete años, con una tez muy pálida, un cabello muy largo y negro, y unos ojos grises perlados. Estaba discutiendo muy enfadada, mientras se ponía su uniforme del instituto; pero extrañamente no había nadie más en la habitación, solo su imagen reflejada en el espejo en el que se observaba, o al menos eso pensaría la mayoría de la gente, porque lo cierto es que el reflejo que podía vislumbrarse en el espejo, no se trataba en absoluto de ella, si no de su hermana Lussie, quien tenía una larga cabellera dorada como única diferencia de su hermana.
- ¡Por favor Eimily! Si no voy hoy, él ya no querrá verme más... ¡Es muy importante para mí! ¡En verdad lo quiero! - lloriqueaba la joven rubia, que podía verse en el espejo.
- ¡Ya te dije que no iré a tu cita con ese humano tonto! No entiendo como puedes tratarte con ellos, ¡tú definitivamente no eres normal! Además, lo siento pero tengo que ir al instituto, solo tengo doce horas este cuerpo y no las usaré para tu beneficio, desperdicia tus doce horas jugando con humanos, si quieres... - se negó rotundamente Eimily.
- Eimily, por favor, sabes que no te lo pediría si no fuese importante - insistió la rubia, ya con lágrimas en los ojos.
- Lussie, escucha - dijo la chica de cabello azabache - Tú asististe al instituto hoy, en el  horario intermedio, como de costumbre, y usaste el resto de tus doce horas para ir de compras con tus amigas, pero yo aún no he ido al instituto, y créeme, el horario nocturno es mucho más duro, así que, repito: perdona pero no puedo utilizar mi tiempo en ir a tu cita con ese tonto humano - concluyó Eimily, furiosa, mientras miraba fijamente a la chica rubia en el espejo.
- ¡¡Eimily!! - chilló Lussie - Hagamos un trato, ¿si? - propuso, mientras Eimily fruncía el seño, ya estresada por el berrinche de su hermana gemela - Si tu asistes hoy a mi cita con Thomas, y te haces pasar por mí, yo te prometo que no le diré a Samuel que te gusta - rió Lussie.
- ¿Me estás amenazando, Lussie? - preguntó Eimily, indignada.
- Tal vez... Ya sabes, Samuel y yo somos mejores amigos, él sin duda va a creerme si le digo que te gusta, y... ¿qué crees? Seguro que se reirá de ti, porque... ya sabes, él es tan popular, tiene a todas las vampiras de la región muertas por él, seguro que ya le echó el ojo a alguna - se burló la rubia.
- ¡De acuerdo, iré! Pero con la condición de que cierres el pico - dijo Eimily enfurecida.
- ¡Bieeeen! - festejó Lussie, victoriosa.
Eimily, resignada, se dirigió al ropero para cambiarse la ropa; se puso unos jeans oscuros ajustados y una bonita blusa negra con una mariposa roja en el frente. Fue entonces cuando volvió frente al espejo para preguntar a su hermana el lugar donde había quedado en encontrarse con el humano.
- ¡Que horror Eimily! - chilló ésta, al verla - ¡No irás a mi cita vestida así!
- ¿Qué tiene de malo mi ropa?  - reprochó Eimily, ya entrando en un ataque de ira.
- ¡No conquistarías a un hombre con eso, ni si quiera si fueras la única mujer en el planeta! Te pondrás la ropa que he apartado para tí, se encuentra en mi cajón.
Eimily resopló, exasperada, y abrió el cajón de su hermana retirando todo lo que contenía.
- ¡No, no, no, no, no! ¡No! ¡¡NO!! - gritó de pronto - ¡Ni sueñes que me voy a poner esta porquería! ¡Prefiero morir antes que parecer un algodón de azúcar, color rosa - espetó, escandalizada.
- Eimily, ¿es que acaso quieres que Samuel se entere de que cierta chica se siente atraída por él?
- Pero... Yo... - intentó reprochar Eimily, pero se detuvo a sí misma, y comenzó a ponerse el vestido, sintiéndose ridiculizada, desconocida y muy poco original - Te odio... - susurró.
El vestido que su hermana le había apartado era rosa, tenía una falda de gasa, con bolados, y un corsé bordado y con encaje. y como si fuera poco, junto con el vestido halló una peluca rubia, idéntica al cabello de su hermana. Cuando estuvo lista, volvió a enfrentarse con el espejo.
- ¿Feliz? - preguntó con bronca.
- ¡Por supuesto! Ahora si pareces una chica, que bonita te ves, estás idéntica a mí - dijo Lussie mientras sonreía - Debes ver a Thomas en el restaurante Mihatsu, a las veintidós en punto, ¡no vayas a llegar tarde! Y espera, que te leeré el mensaje que me envió, por si te llega a sacar el tema - le informó a Eimily sin permitirle hablar, y comenzó a leer:
-"Lussie, escucha, hoy a las veintidós... ¿Te gustaría que nos viéramos en el restaurante de Mihatsu para cenar? Yo invito. Y, si hoy me rechazas, que ya sería la vez número nueve (porque supuestamente siempre tienes algo para hacer) ya no volveré a intentar, prometo que no volveré a invitarte a salir si dices que no. Avisame, ¿si? ¡Saludos! - concluyó Lussie.
- Entendido, jefa, ¿desea alguna cosa más? - preguntó con una sonrisa sarcástica Eimily, ya estaba muy enojada.
-¡Si! Se buena con Thom, y pase lo que pase ¡ni se te ocurra besarlo! Él es mío.
- No te preocupes, créeme que no me interesan los humanos, y mucho menos los niñitos consentidos como él - aseguró Eimily, ya tomando la cartera rosa de su hermana, para marcharse - Lo que no entiendo es... ¿por qué simplemente no lo invitas a salir en el día? Ya sabes, de ocho a veinte, en el horario en el que tú manejas el cuerpo.
-Es que... A mí me da mucha vergüenza invitarlo, y además las chicas no deben invitar a los chicos, es patético. El verdadero problema es que él siempre me invita en la noche, y entonces siempre respondo que estoy ocupada... Rezando porque algún día se le ocurra invitarme temprano, pero con el mensaje de hoy, simplemente no podía no ir, porque si no lo perdería para siempre - explicó Lussie a su hermana, algo decaída - Pero bueno, ahora no hay tiempo para charlar ¡debes irte o llegarás tarde! Ya son las 21:30, apresúrate - concluyó finalmente, y Eimily se dirigió al restaurante, con un terrible desprecio por su hermana latiendo en su interior, y con un hambre bastante irracional para el poco tiempo que hacía que no se alimentaba.
- ¡Maldición, lo que me faltaba! Ahora debo salir con la comida - dijo Eimily para sí, mientras salía del bosque en el que tenían su aldea "privada" los vampiros, y se dirigía hacia el lugar donde su destino la aguardaba...

Capítulo uno: Un nacimiento sagrado.

Ellie Thompson no era una chica normal, de hecho, muchos dirían que estaba mal denominarla "chica"; y era algo completamente natural debido a su... naturaleza. De todas formas, eso no evitaba que ella se sintiera feliz con su "vida".
Ese día, 14 de febrero de 1995, ella se dirigía al lago sagrado, donde las personas como ella solían purificar sus almas, para que al morir no fuesen condenadas al infierno. Aunque en este instante, no era el lago lo que la hacía sentirse feliz, si no unas dulces pataditas que sentía dentro de su vientre... Así es, Ellie estaba embarazada, y como ya deben saber, no hay nada más hermoso para una mujer que sentir la vida de su hija, dentro de su vientre.
Aunque lo que Ellie llevaba en el vientre no era exactamente una "vida", pero la diferencia era mínima, puesto que se trataba de una vampirita.
Ellie Thompson era una joven de 25 años, con unos ojos grises muy intensos, y una larga cabellera rubia que le llegaba hasta lo más estrecho de su espalda. Sin duda alguna, era hermosa; y así lo pensaba su esposo, Eriol Thompson, quien se había enamorado de su dulce personalidad, y su bella voz. Ella, por supuesto, lo había correspondido, ¿y cómo no hacerlo? Eriol era un joven de 26 años, educado, caballero, romántico, y sin duda: muy apuesto. Su cabello era negro azabache, su sonrisa era extremadamente cálida, era un excelente cocinero, y además, al igual que Ellie, tenía unos intensos ojos grises.
- Quédate quieta, Lussie - dijo dulcemente Ellie, mientras acariciaba su vientre y sonreía con ternura.
Llevaba puesta una bata blanca, y sorprendentemente para muchos, la piel de ella era casi tan blanca como la misma. Al llegar al lago dejó la bata a un lado, dejando su cuerpo, pálido y gélido, en contacto con el tibio aire, mientras iba poco a poco entrando en el agua.
Fue entonces cuando sintió su primera contracción; estaba claro que Lussie no quería aguardar los dos meses que faltaban para su nacimiento. Ellie sintió un dolor punzante en el vientre como hacía, literalmente, siglos que no sentía. Se preocupó mucho por ésto, y fue entonces cuando comenzó a gritar en busca de ayuda, pero no podía moverse y se encontraba sentada en el lago, con tan solo la cabeza fuera del agua.
-¿Qué ocurre, Ellie? - gritó Eriol, al llegar corriendo a una velocidad sobre humana al lado de su esposa.
- Va a... va a nacer - logró decir Ellie, mientras sentía un intenso dolor en toda su zona pélvica.
Eriol la levantó en brazos y recostó su cuerpo sobre la orilla del lago, dejando toda la parte de la cadera, y las piernas, bajo el agua.
- Tranquila, Ellie, todo saldrá bien... Que Lussie vaya a nacer en el lago es una señal. Ahora cierra los ojos y haz tu mejor esfuerzo, ¿si? - dijo Eriol, con felicidad y dulzura, y le besó la frente.
Ellie asintió y sonrió. Pronto, comenzaron con el trabajo de parto, hasta que por fin la bebé nació. La niña que Eriol le entregó a Ellie en brazos era rubia como su madre, tenía unos bellos ojos grises y una piel tan pálida como la de sus padres.
-Que hermosa eres, Lussie - dijo Eriol mientras Ellie sonreía cálidamente y acariciaba la pequeña cabecita de su hija recién nacida. Pero segundos después notaron algo que los dejó tremendamente sorprendidos a ambos: en el lago, el reflejo de Lussie podía verse notoriamente diferente, su cabello era negro azabache como el de su padre, sus ojos se veían más apagados y su piel era aún más blanca.
Ellos no entendían a qué se debía que la sombra de su hija no fuera exactamente su reflejo, pero unas cuantas horas después, exactamente a las ocho de la noche, sabrían que se trataba de su otra hija, una chica a quien llamarían: Eimily.
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Reseña y Sinopsis.

Reseña:

Dicen que los gemelos están conectados. . .
                                                    . . . Puede que Demasiado.
Dicen que el amor es lo más poderoso. . .
                                                   . . . Quizás no.
Eimily y Lussie son hermanas. . .
                                           . . . En un mismo cuerpo.
Ambas perdidamente enamoradas. . .
                                               . . . Del mismo Chico.
Un lago que oculta el misterio de sus vidas. . .
                                               . . . Que deben resolver.
Lussie es la luz que emana del sol. . .
                                        . . . Eimily vive en la oscuridad.
       Una sed insaseable. . .
                          . . . Que no tiene final.



Sinopsis:

Dos gemelas unidas por el destino. . .
                                Dos chicas atrapadas en un cuerpo.
Un lago que guarda infinitos secretos. . .
                                             Un joven que lo cambiará todo.
                        . . . Un amor oculto tras la sed. . .